Publicado 23 de mayo 2020
Pasaron doscientos diez años de aquel 25 de Mayo de 1810, donde siempre es importante recordar cómo se gestó dicho acontecimiento.
Luego de las invasiones inglesas y de la respectiva victoria de las tropas criollas ante éstas, un sentimiento de unidad y fuerza emergió entre la población rioplatense. España vivía desde 1808 el avance de tropas napoleónicas y su poder político y económico se debilitó en poco tiempo. En efecto, sus colonias americanas se vieron desatendidas y desabastecidas durante todo este tiempo.
El siglo XIX comenzaba con grandes cambios políticos y económicos. El Virreinato del Río de la Plata no iba quedar al margen de estos cambios, contaba con una elite intelectual, un sector comerciante —que a su vez estaba imposibilitado para comerciar libremente con Inglaterra— y un grupo de criollos armados que cada vez fortalecían más su poder militar. El descontento entre los criollos de Buenos Aires crecía a la par de las pretensiones de organizar un gobierno autónomo y la práctica del libre comercio. Así, un proceso intelectual, comercial y militar con ideas independentistas comenzó a desarrollarse en el Virreinato del Río de la Plata.
El 13 de mayo de 1810 llega la noticia de que el último bastión español europeo había caído en manos de las tropas de Napoleón. Por lo tanto, el virrey Cisneros se ve obligado a ceder ante la iniciativa de los criollos revolucionarios de Buenos Aires que pedían una convocatoria a Cabildo Abierto.
Una multitud se reúne el 22 de mayo y en sesión de Cabildo Abierto destituye al virrey. El pueblo de Buenos Aires finalmente impone su voluntad, y el 25 de mayo se crea la Primera Junta de Gobierno Patrio encabezada por Don Cornelio Saavedra, y acompañado de ilustres personalidades, Mariano Moreno, Juan José Pasó, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea. Todos ellos, artifices de tamaño acto de rebeldía al poder monárquico, que marcó el inicio del proceso revolucionario que desembocaría en la declaración de la Independencia el 9 de julio de 1816.
En épocas y circunstancias especiales como las que nos encontramos viviendo, donde deben enarbolarse valores tan nobles como aquellos, el CASF mantiene la memoria viva de un hecho tan significativo en la historia de nuestra Patria y adhiere a este acontecimiento fundacional.